martes, 6 de septiembre de 2011

Mundos...

“Henri Miller dijo que la mejor manera de olvidar a una mujer es transformarla en literatura”, dijo la película, y el actor sonrió con una sonrisa de esas que son hasta contagiosas de tan grandes.
-No te entiendo –le dijo el hada, mirándolo de reojos.
-¿A mí? Y eso que tenés poderes. Yo, siendo un simple mortal, me entiendo perfectamente. Creo que me entiendo más de lo que vos te entendés a vos misma.
-No entiendo cómo podés vivir de tus obras –continuó, haciendo caso omiso de los comentarios de su interlocutor.- ¿No te cansa vivir más en ese mundo de fantasía que son tus teatros que en la realidad?
-¿Y qué es la realidad, eh? ¿Vos sos la realidad? ¡Sos un hada! ¿Qué te hace más real que los personajes de mis obras?

-Que estoy acá, hablando con vos en este momento, por ejemplo.
-Ellos también hablan conmigo. Hablan más y mejor que vos, sabías? Ellos me entienden, me personifican, personifican todos mis yo. En ellos soy más yo mismo que cuando no estoy actuando. Vivo para actuar porque es mi pasión, pero además, es mi mundo. Ahí todo es perfecto.
-Todo es perfecto porque lo hacés a tu medida. La vida real no es así. Ni yo, con mis poderes, puedo hacer que el mundo se adapte a mí.
-Pero le hacés mundos mejores a Rosita todo el tiempo, no?
-Eso es distinto…Es un regalo, un ratito para soñar. No pretendo que crea que los mundos a los que la llevo con mis poderes son la realidad. Ella sabe distinguir.
-Puede ser. Pero hay un momento, mi hermosa hada de colores, en el que podemos olvidarnos de que afuera hay guerras, que podemos olvidarnos de aquellas personas que nos traicionaron, podemos olvidar el frio de la soledad, podemos olvidar el sabor amargo de la derrota… cuando nos hacés viajar, Arcoirirs, el mundo desaparece y somos mucho más felices de lo que somos en lo que vos llamás “la realidad”. Y después de todo… ¿Esa felicidad no es real, acaso?
-Que esa felicidad sea real no justifica que olvidemos cuál es el mundo en el que de verdad debemos vivir.
-Odio vivir en este mundo, eso es lo que pasa mi dulce hadita. Me parece todo tan falso, todo. Si vos vieras el público cuando actúo… llegan grises, enfermos de realidad. Cuando empieza la obra, sin embargo, yo también los traslado, sabías? No necesito poderes para hacerlo, solo necesito hacer lo que mejor hago, que es actuar. Cuando se van del teatro, todos brillan, todos. Algunos más que otros, pero todos brillan. A la próxima función, algunos vuelven. Todos son grises de nuevo. Están enfermos de realidad otra vez. Ese no puede ser el único camino en esta vida. En cambio yo, vivo en mis mundos “no reales” como les decís vos, y mírame. Siempre verde. Siempre. ¿Qué es más real?
-Yo solo digo que lo que buscás todo el tiempo es evadirte. Por eso brillás, pero dudo de que eso sea del todo bueno. Nada más.
-Quizá tengas razón. Es probable, de hecho. Pero sabés qué? Prefiero una vida entera evadiendo la realidad, pero ayudando a que, por un ratito, la gente brille conmigo, a una vida amarga y gris para siempre.
                El hada lo miró y le sonrió. Después de todo, pensó, ella también prefería que él hiciera eso.


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